La revista El País Semanal no 1782 del 21 de noviembre 2010 llevaba en portada un interesantísimo artículo según el cual - y resumiéndolo mucho - una buena alimentación durante la gestación incide directamente en la salud futura del bebé. Y, por consiguiente, una alimentación inadecuada, bien por falta de recursos como puede pasar en países en vía de desarrollo, bien por exceso como podemos comprobar en nuestras latitudes, compromete y mucho la salud del aún no nacido.
Lamentablemente en citado artículo sólo se centran en las patologías físicas del que puede padecer el niño por según qué circunstancias prenatales. En ningún momento se hace referencia que, a parte de una buena y equilibrada alimentación, la futura madre necesita también un equilibrio emocional durante el embarazo. Porque como bien se dice, citando a Mark Hanson, presidente de Internacional Society for Developmental Origins of Health and Disease DOHaD, "Todos los fetos reciben señales del mundo exterior a través de sus madres".
Si esto es así, entonces todo tipo de señales llegarán al feto, no solo los macrobióticos. Si es importante que lleguen las vitaminas, los minerales y todos los nutrientes para que se desarrolle bien el niño, también lo será el tipo de emociones: si la madre es feliz, si se siente acompañada o si desea con todo el corazón al bebé o, si por el contrario, está estresada o triste, si ha padecido un trauma (pérdida del trabajo suyo o el de la pareja, muerte de un familiar, presidido un accidente....) o si el futuro padre le acaba de abandonar. Todas estas emociones también influyen en el desarrollo del niño y es con lo que nos encontramos a menudo en la consulta: niños irritables, violentos, gritones, con muchos miedos y muchos muchísimos con un enorme sentimiento de abandono. Con esto no quiero atribuir todo lo que pasa a un niño a su gestación, pero en muchos casos a la raíz hubo una gestación difícil desde el punto de vista emocional.
Si a través la alimentación la madre puede incidir directamente en la salud física de su bebé también lo puede hacer para la salud emocional y es, ante todo, cuidándose a sí misma. Técnicas de relajación, masajes, música, yoga, todo lo que le vaya bien a la madre, será perfecto para el bebé. Y para los pequeños trastornos hay una aliada perfecta: la homeopatía. La homeopatía tiene una gran ventaja: soluciona problemas físicos y emocionales sin tener practicamente contraindicaciones durante la gestación. De todos modos hay que recordar que siempre hay que consultar con un profesional: Lo que toma tu amiga, ¡no necesariamente va bien para ti!
DOHaD http://www.mrc.soton.ac.uk/dohad/